Menú especial en El Tonel, Colloto

Hoy hemos ido a comer a un restaurante en el que tenían un menú especial con cachopo XXL. Por 15 ó 16€ que eran decidimos ir. Además, había barra libre de sangría de sidra con lo que todavía aun mejor.

El menú fue rápido y había bastante gente comiéndolo. Lo bueno es que hay varias clases de cachopo.
Hay cachopo relleno de queso cabrales. Nos costó diferencial cuál es ya que su contenido en queso era infinitesimal. Varias rodajas de queso… que no sé si era cabrales. Rodajas muy finas y poco sabor. No era azul. Muy triste.
Cachopo de cecina. Un poco seco pero sí, con cecina.
Cachopo de Morcilla Matachana y manzana. Éste tiene un nombre que no anima a comerlo, pero me aventuré a ello. Tiene un sabor muy raro en el primer mordisco, pero una vez que la boca se acostumbra a ello, el resto de cachopo tiene un sabor hasta simpático. Raro pero original. Lástima que de textura queda muy seco y se echa de menos el queso. Pensaba que llevaba, pero no. La manzana no se distingue.

Tienen más variantes de cachopos, lo que le hace un sitio original e imaginativo. Lo malo es que la carne es de muy mala calidad. Es de textura dura y seca y de color blanco e insípido. El rebozado estuvo bien y de tamaño también bien, pero no es un sitio al que me gustaría repetir a no ser que cambien la calidad de la carne.

Ya hablado del cachopo, hablo del resto de comida. De entrante nos pusieron una rodaja de queso provolone con aceite que sí merece mucho la pena. Muy buen tamaño y bien de sabor. Si supiera lo seco que iban a estar los cachopos, hubiera guardado un poco de queso para acompañarlo.
Para la bebida nos trajeron un bol gigante con sangría de sidra. Un montón de hielo y fruta. Muy rica y prestoso, pero nada fuerte. No sé el porcentaje de sidra que tenía pero de tener algo era muy bajo y llevaba mucho tiempo hecho con lo que perdió la gracia y sabor. Aún así, sabiendo más a mezcla de zumos, me prestó.

Y sin avisar llega el camarero con el postre. Me hace gracia que un compañero y gente de otras mesas que no querían postre y lo rechazan, el camarero insiste en que se pruebe. Y ahí sí que no le quito razón: El postre estaba buenísimo. Una bola de helado de chocolate muy prestoso flotando en una sopa de chocolate blanco templado, que en realidad sabía más a natillas, pero que quedaba de lujo igualmente. Y encima de todo, una bola de chocolate blanco relleno de crujiente cereal.
Sinceramente, muy prestoso. El postre a mi gusto, mi goloso gusto, arregló un poco la comida.

Demasiados altibajos en una comida que por la publicidad que me dieron prometía más de lo que fue. No creo que vuelva a no ser que cambien la carne. El entrante y el postre, muy bien.