Cachopo en El Regueral, Llanera

El mejor Cachopo del mundo. Eso es lo que siempre se dice de los sitios que a uno le gusta. Qué poca objetividad… pero en este sitio se repetía tanto y tantas veces que decidimos probarlo. Es un cachopo que tengo en la lista de «recomendaciones pendientes» y también me lo han aconsejado en el trabajo. Detalles que sumando y sumando animan a uno a ir a probarlo.
Esta entrada la voy a hacer al revés. Primero hablo del cachopo y luego de lo demás. Atención que el detalle que tienen con los clientes no tiene desperdicio y es un punto muy importante a tener en cuenta.

El camarero no nos dejó pedir más de un cachopo (menos mal, queríamos pedir uno para cada uno). Decía que era grande, y para tres que éramos, era más que suficiente con los entrantes que tomamos. Siempre había tiempo de pedir más. Así que pedimos un único cachopo. Llegó en una bandeja, con todas las patatas por debajo ya que el cachopo y las patatas no cabían en un mismo plano. Pocas patatas para el gran tamaño del cachopo, pero no importó ya que la carne era muy tierna. Patatas de corte y fritura normal.
El tamaño habrá que darle la razón al camarero. Comimos 3 personas con los entrantes y quedamos bastante bien. Nada de estar fartucos y a punto de reventar pero tampoco nos quedamos con ganas de más. Tenía el tamaño perfecto. El rebozado era bueno, pero al que le gusta crujiente le aconsejo que coja las esquinas ya que por encima lleva una salsa de setas que lo estropea. Eso sí, el cachopo se convierte en jugoso en todos sus bocados. Aparte de la salsa, está recubierta de un montón de champiñones, que hace la delicia de aquellos a quien les pirre este hongo.
Relleno de jamón y queso, lo normal y tradicional, sin abusar de ninguno de los dos ingredientes pero con cantidad suficiente para deleitarse. El queso funde por los bordes, sobretodo al principio, cuando está más caliente.
Un pimiento para acompañar y acordarse de no hincharse al principio para degustar este cachopo. Realmente me gustó.

Y como es una entrada al revés, ahora cuento el principio. En los foros leí que hay que reservar porque suele haber mucha gente. Así lo hicimos. Y aunque llegamos cerca de las dos y media y había sitios libres, al poco tiempo se llenó de más gente hasta completar todas las mesas.
Pedimos morcilla matachana, pero por semana no encienden la parrilla. Hay que recordar este detalle ya que una familia que entró luego también querían algo de parrilla y no pudieron… qué cara de pena pusieron (Nota mental: volver de fin de semana).
Nada más tomar el pedido nos pusieron en la mesa un plato con pastel de cabracho o eso suponemos ya que en ningún momento nos dijo qué era. No tenía color rojizo, sino blanco, pero sabía a pescado y estaba bueno. Al menos nos sirvió para no hincharnos a pan por culpa del hambre. Este es el detalle que tuvieron. No vi en ningún sitio que nos pusieran una tapa así mientras esperamos la comida salvo en italianos. La pinta que tenía el pastel de cabracho no era muy buena, aunque… ¿qué pastel de cabracho tiene buena pinta? No era gran cantidad, pero oye, fue gratis! es un detalle que no tenían por qué hacerlo. Pero lo hicieron y nos prestó. Lo dicho, así no nos hinchamos a pan.

Pedimos croquetas y patatas bravas. Croquetas de buen rebozado y caseras, aunque no fue las que más me gustaron. No es que estuvieran malas, pero las he probado mejores. Las patatas bravas vinieron en un cuenco con un montón de patatas que estaban cortadas de forma poco homogénea: Unas más gordas, unas más finas, fritas al punto… Sin orden establecido. La salsa brava era más bien salsa de tomate. No picaban y sabían a tomate frito normal. Una decepción, la verdad, porque las patatas tampoco eran de patatas con salsa. Ya sé qué no vamos a repetir cuando volvamos. Aunque supongo que este restaurante no se hizo famoso por las croquetas ni las patatas bravas, sino por los menús del día (que tenía muy buena pinta y bien de precio), los cachopos y las parrillas (supongo).
No tomamos postre porque ya estábamos bastante bien.

Sin duda es un sitio para repetir el cachopo. El lugar y los camareros son muy amigables y uno se siente muy cómodo. Si encima nos ponen un gran cachopo, barato y muy rico, pues mejor que mejor. No me pareció el mejor cachopo del mundo, pero sí uno de los mejores que he probado. Pero… ¿cuál es el mejor cachopo del mundo? No lo sé… aún me quedan muchos por probar (y repetir, para estar seguros).
Buena idea eso de reservar antes.